Amélie es una de esas películas que no hay que dejar de ver. Y que cada tanto, hay que volver a ver. En Lozada Viajes amamos esta historia de cine entrañable y a la vez recurrimos a ella como una fuente de inspiración para experimentar la vida cotidiana, disfrutando de los “pequeños placeres”, conectando con las vidas que nos rodean, desarrollando una sensibilidad muchas veces, dormida por la rutina de la vida cotidiana.
«Amélie tiene de repente la extraña sensación de estar en total armonía consigo misma, en ese instante todo es perfecto» dice la narración luego que la protagonista ve la felicidad de un hombre al que le devolvió (sin que él lo supiera) una caja de tesoros infantiles perdida en el tiempo, casualmente encontrada por ella. Este pequeño gran acto le da un nuevo sentido a su vida: lograr que las personas que están a su alrededor se sientan felices. A partir de allí, nosotros queremos ser un poco como Amélie. Por esto es uno de esos hechos artísticos que no pasan inadvertidos.
La fecha ciertamente es incierta, no hubo un estreno mundial y simultaneo en los principales centros cinematográficos, la película fue recorriendo cines y distribuyéndose en distintos países. Y según algunas páginas su "primer estreno" fue en Bélgica y Francia, el 25 de abril de 2001. Hace 16 años se estrenaba en Francia y se volvería un clásico del cambio de siglo, llevando al reconocimiento mundial a Audrey Tautou, encargada de darle vida a la encantadora señorita Poulain.
Como decíamos, «Le fabuleux destin d'Amélie Poulain» no ha perdido vigencia y sigue marcando una gran influencia en la cultura contemporánea: en la música, el diseño, la moda y la fotografía. Para quienes disfrutamos tanto de la película es imposible no recordar el Fotomaton (una de las claves de la historia) cuando vemos el auge que estas cabinas de fotografía instantánea han tenido en los últimos tiempos en casamientos y fiestas de cumpleaños. Y también: los filtros y colores de la cinta, e incluso el formato vintage de la Polaroid que rescatan en el film los viste años después en Instagram y otras aplicaciones.
Amélie en el Café des deux moulins
Pero también la película propuso una nueva manera de redescubrir Paris, alejándose (aunque no evitando) los lugares clásicos parisinos, e internándose en las calles adoquinadas de su barrio más relacionado al arte y la bohemia: Montmartre. Además de la historia, de la empatía (y hasta enamoramiento) que produce su protagonista, Amelie además es una película bellísima por cómo está filmada, por la paleta de colores que utiliza (que le da un clima tan emocional y lleno de sutilezas) por la simetría exquisita de sus encuadres, ángulos y tomas. ¡Qué bella manera de conocer Montmartre, el barrio más bohemio de la capital francesa, la catedral de Notre Damme (escenario del trágico fin de la madre de Amelie), las escalinatas del Sagrado Corazón, la Plaza Saint Pierre y tantos lugares de ensueño!
Recorriendo el París de Amélie.
En otra de las escenas de la película, Amélie ayuda a cruzar la calle y acompaña a un señor mayor, ciego, durante su trayecto hasta la entrada al metro Lamarck-Caulaincourt. Allí le va narrando todo lo que se ve alrededor. Con un relato de ritmo frenético traduce en sus palabras todo lo que ve: “que nos cruzamos con la viuda tal, que esa risa es del marido de la florista; que hay una degustación de melones; que ahora pasamos por delante de una fiambrería, que el jamón con nueces está a 70, llegamos a los quesos y en la carnicería hay bebé que mira a un perro, que mira a los pollos asados…” Y así va, y quizás eso es lo que hace la película con nosotros, nos toma de la mano y nos muestra otra forma de sentir nuestro camino, nos regala un paseo despertando nuestros sentidos, un paseo en armonía con nosotros mismos y la felicidad compartida. Con ese espíritu hacemos este recorrido por algunos de los lugares del “barrio de Amélie”.
Barrio Montmartre y Sacre- Coeur
Gracias a la película y las guías turísticas que surgieron desde entonces, al Montmartre también se lo conoce como el Barrio de Amélie, y allí el recorrido que revive esta singular historia conjuga lugares conocidos y visitados, como otros que se volvieron famosos gracias al film. Entre los primeros está la plaza Saint Pierre, a los pies de la imponente iglesia Sacre Coeur (Sagrado Corazón). Allí es desde donde Amelié llama a Nino para entregare el álbum de fotos y en el mismo lugar él la observa desde un mirador a través de unos binoculares públicos cuando ella deja el álbum en el equipaje de la bicicleta.
Basílica de Sacro Coeur
Café des deux moulins
Luego de la película se ha vuelto una de las cafeterías más famosas de París. Está en una de las esquinas de la Rue Lepic, con el número 25. El sitio está mantenido de manera fiel a la película y con el tiempo se le agregaron distintas referencias a la historia y su protagonista. Es cita obligada de visitantes de todo el mundo: café y fotos.
Cafe des 2 moulins
Au Marché de la Butte o “Epicerie Collignon”
La frutería del antipático Collignon en realidad se llama Au Marche de la Butte y queda en la calle Rue des Trois Fréres. En el rodaje se convirtió en Epicerie Collignon.
El lugar esta casi exactamente igual, aún conserva la placa en la que se puede leer “Maison Colignon, fondée 1956”, adentro de la tienda tienen un duende de jardín igual al que viajaba en la película y hasta un póster para distinguirla.
La frutería "Epicerie Collignon"
Y más allá de Montmartre
La historia también transcurre fuera del barrio que la película nos hizo amar, son varias las locaciones importantes, pero aquí destacamos dos: el Canal Saint-Martín y la Catedral NotreDame
Canal Saint-Martin
En una escena Amélie aparece lanzado piedras al agua y haciéndolas rebotar en este canal. Aunque no se sabe exactamente el lugar donde se rodó esta escena, en sí el Canal Saint-Martin es un lugar hermoso para dar un paseo y relajarse, lanzando piedras al agua y haciéndolas rebotar, al más puro estilo de Amelie.
Catedral de Notre Dame
Este es uno de los lugares que aparece en el film y no requiere presentación. Presente en la literatura, la cultura y la historia de Francia, la Catedral de Notre Dame, es un ejemplo prominente de arquitectura gótica, y uno de los lugares más visitados de la ciudad de las luces. En nuestra historia es el lugar en el que muere trágicamente la madre de Amelie, aplastada por un turista que se tira desde lo alto de la catedral.
Y así caminamos, bajamos al metro, nos tomamos fotografías instantáneas (hoy digamos, selfies), miramos los rostros emocionados de los espectadores del cine, caminamos y nos imaginamos que esa chica es real, que ha visto su pez de colores entre las alcantarillas, que perdió a su madre afuera de la Catedral de Nuestra Señora, que tiene padre con una relación difícil y que en su juventud encuentra el sentido de su vida en la creatividad, en el ingenio y en las estrategias para generar felicidad en los demás. Así es, en Lozada Viajes amamos Amélie.
El "gnomo viajero". Para muchos, una de las escenas favoritas de la película